La derrota esta semana del Proyecto del IVA ha revelado un lado oscuro de la política boricua; el castigo certero y veloz de la disciplina de partido. Seis representantes PPD votaron en contra del proyecto de administración y se les relevó de la presidencia de comisiones y hasta se les redujo su presupuesto, tal vez forzando despidos en sus oficinas. Gente de su propio partido que hicieron campaña por él. De forma más atenuada, el PNP castigó al representante Pellé, así que este no es un mal exclusivo de los rojos. Si, un mal.
Estos 7 legisladores desafiaron a sus lideres y votaron de forma diferente y nos guste o no, para eso precisamente se les eligió. Uno puede pensar que Pellé votó como le dijo Vega Borges o que los seis del PPD lo hicieron para perjudicar al Gobernador o cualquier otra teoría de conspiración. La realidad es que son disidentes. Recuerdo haber escuchado la palabra ser usada sobre Alexander Solzhenitsin y Andrei Sakharov en la antigua Unión Soviética. Todos sabemos los sufrimientos que el ser fieles a su conciencia les causó.
Un gobierno que celebra a un Oscar López, encontrado culpable de sedición, como un prisionero de conciencia no tiene fuerza moral para castigar a sus propios representantes que fielmente votaron por sus anteriores proyectos.
El tolerar y aceptar la disidencia, es la esencia de la democracia y estas soberbias y vengativas acciones son detrimentales.